
Para los egipcios era una planta sagrada que proporcionaba longevidad y vitalidad, propiedades muy parecidas al ginseng de oriente.
A la mandrágora se la representaba muchas veces con forma humana, como un pequeño hombre, ya que en la edad media se decía que al cabo de una semana de plantar la raíz de esta planta, tomaba la forma humana y después de 33 días (número mágico y simbólico), la raíz se convertía en un pequeño hombre, con consciencia, vitalidad e incluso podía hablar.
Pero no solo en la edad media y en Egipto se creía que la mandrágora era mágica, pues también se le atribuían poderes para los griegos y los romanos.
Esta planta mágica tenía las siguientes supuestas propiedades:
- Proporcionaba vitalidad
- Curaba la esterilidad
- Servía para curar enfermedades oculares.
- Facilitaba los partos
- Mejoraba la circulación
- Mezclada con otros ingredientes servía como anestesia o somnífero.
Con estas supuestas propiedades, la mandrágora, mejor dicho, su raíz, en forma de hombre, era una planta muy utilizada por brujas y brujos en la antiguedad.
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