La Magia existe, pero la magia es todo. La Magia está en la palabra, en los gestos, en nuestra actitud, en nuestro día a día. El Mago o la Maga, simplemente saben controlar cada uno de sus actos y en muy pocas ocasiones utilizan su energía, ya que el Mago es una canalizador de la energía que está en todas partes.
Tal como muestra la carta del Tarot de Marsella, que representa al Mago. El Iniciado tiene una mano alzada con una varita mágica, representación de obtención de la energía y la otra mano la canaliza sobre la mesa, donde está la materia. En esta representación el Mago es un simple canalizador de energía. Toma la energía del universo y a través de el propio mago le da forma a esa energía y la canaliza hacia sus objetivos. Jamás es su propia energía, simplemente transforma la energía existente.
"Gracias a la Magia las cosas dejan de ser lo que son y se transforman en lo que deseamos que sean".
En verdad, un verdadero iniciado en Magia, no tiene que utilizar velas, inciensos, invocaciones, ni nada por el estilo, porque sabe utilizar esa energía a su voluntad con su mente. Aunque el principiante, necesita de todo un ritual visual (vestimenta, velas, altar...), para activar su mente, gracias a la visualización y sugestión, que consigue poner su mente en vibración con el universo.
Y como la magia es todo, la palabra es una gran aliada y os voy a poner un ejemplo.
Pongamos que tenemos un familiar que está pasando por malos momentos y queremos ayudarle.
No es necesario hacer rituales. Queremos que nuestra magia cambie a esa persona y consiga superar un problema. Sólo eso.
Pues bien, hablando con esa persona, analizando con ella el problema, buscando conjuntamente soluciones y a la vez aportando pensamiento positivo, palabras de apoyo, etc. conseguiremos que esa persona cambie y a la vez, tendremos el poder de cambiar el problema en solución. No es necesario sacar rayos por los dedos (eso sólo pasa en las películas), sino que en nuestras palabras y actitudes, también están las claves de cambiar nuestra realidad.
Si vemos bien este ejemplo, seremos consecuentes con nuestros actos, porque cada gesto, cada palabra, cada actitud, pueden cambiar nuestra realidad y la de otros. Con una simple palabra, el Mago (todos nosotros), podemos conseguir que una persona esté alegre o triste, positiva o negativa.